Sarah Palin llega con un ataque frontal revisionista en la corrección política del padrotismo: who’s your daddy? por un novedoso: who’s your mommy?
En un discurso, al parecer, intencionalmente agrietado y suspendido en sobrentendidos –¿debemos entender que las mamás no podrían hablar de otro modo?- la candidata a la vicepresidencia se proyecta en la misma frase como la típica mamá del hockey y como contumaz adversaria al status quo… guau! La gobernadora de Alaska amaga contra la raza parasitaria de cuello blanco que crece en Washington y ¿será que se acuerda que su papel como representante es también una cara de esa ominosa especie?
Ahora, si me tomo el tiempo para señalar un par de asuntos sobre la reciente nominada “cute” republican, es apenas para recapitular en las estrategias que están en juego en un momento incomparable en la política de este país donde resido hace algunos años. La gran promesa del sueño americano encarnado en la figura del senador Obama se vio cuestionada por la elección de Biden como vicepresidente. Fue como si las esperanzas minoritarias necesitaran ayuda de la vieja guardia, en este caso, de un viejo quaker que viene a jugar como tacleador para abrir la ofensiva del joven inexperto Obama. El partido demócrata le dio otro giro, por supuesto, al caso: pretenden convencer que lo que buscan es tan legítimamente democrático que las minorías conviven en completa armonía incluso con el viejo régimen. Para el partido republicano la pesadilla del monstruo de dos cabezas, la mancuerna Hillary-Obama, acabó con la nominación de Biden. Entonces vino el contragolpe, la elección de Palin obedece evidentemente a lo que parecía el cauce lógico de la estrategia demócrata, al no consumarse, los republicanos aprovecharon el poder político femenino que quedó fuera de la ecuación opositora.
La mami del hockey viene a llenar los zapatos de la impresionante fuerza política que levantó Hillary. Pero lejos de las amenazadoras “pelotas” de la señora Clinton, la señora Palin trae a la escena política una fórmula freudiana del destino manifiesto:
“Soy la mami del hockey y mi hijo es un soldado. Las guerras se ganan como los juegos de hockey. El señor McCain es un soldado que participó en una de las muchas guerras que ganamos (ella les dice victorias). El señor McCain como mi hijo, es el tipo de hombre que gana en las guerras de hockey y por lo tanto sería incapaz de meternos en una guerra de a gratis pero es lo suficientemente machín para no sacarle a un tirito con el primero que se lo aviente. Diosito creó las guerras y los partidos de hockey, por lo tanto, el sr. McCain debe ser presidente.”
Me pregunto lo que pensará el señor Palin del prototipo de hombre de su mujer. Tal vez sea exactamente la misma opinión que comparte McCain sobre la frívola imagen de “barbie” de su esposa que nada tiene que ver con la mamá del hockey. Valga señalar que no tengo nada en contra de las barbies, al contrario.
En un discurso, al parecer, intencionalmente agrietado y suspendido en sobrentendidos –¿debemos entender que las mamás no podrían hablar de otro modo?- la candidata a la vicepresidencia se proyecta en la misma frase como la típica mamá del hockey y como contumaz adversaria al status quo… guau! La gobernadora de Alaska amaga contra la raza parasitaria de cuello blanco que crece en Washington y ¿será que se acuerda que su papel como representante es también una cara de esa ominosa especie?
Ahora, si me tomo el tiempo para señalar un par de asuntos sobre la reciente nominada “cute” republican, es apenas para recapitular en las estrategias que están en juego en un momento incomparable en la política de este país donde resido hace algunos años. La gran promesa del sueño americano encarnado en la figura del senador Obama se vio cuestionada por la elección de Biden como vicepresidente. Fue como si las esperanzas minoritarias necesitaran ayuda de la vieja guardia, en este caso, de un viejo quaker que viene a jugar como tacleador para abrir la ofensiva del joven inexperto Obama. El partido demócrata le dio otro giro, por supuesto, al caso: pretenden convencer que lo que buscan es tan legítimamente democrático que las minorías conviven en completa armonía incluso con el viejo régimen. Para el partido republicano la pesadilla del monstruo de dos cabezas, la mancuerna Hillary-Obama, acabó con la nominación de Biden. Entonces vino el contragolpe, la elección de Palin obedece evidentemente a lo que parecía el cauce lógico de la estrategia demócrata, al no consumarse, los republicanos aprovecharon el poder político femenino que quedó fuera de la ecuación opositora.
La mami del hockey viene a llenar los zapatos de la impresionante fuerza política que levantó Hillary. Pero lejos de las amenazadoras “pelotas” de la señora Clinton, la señora Palin trae a la escena política una fórmula freudiana del destino manifiesto:
“Soy la mami del hockey y mi hijo es un soldado. Las guerras se ganan como los juegos de hockey. El señor McCain es un soldado que participó en una de las muchas guerras que ganamos (ella les dice victorias). El señor McCain como mi hijo, es el tipo de hombre que gana en las guerras de hockey y por lo tanto sería incapaz de meternos en una guerra de a gratis pero es lo suficientemente machín para no sacarle a un tirito con el primero que se lo aviente. Diosito creó las guerras y los partidos de hockey, por lo tanto, el sr. McCain debe ser presidente.”
Me pregunto lo que pensará el señor Palin del prototipo de hombre de su mujer. Tal vez sea exactamente la misma opinión que comparte McCain sobre la frívola imagen de “barbie” de su esposa que nada tiene que ver con la mamá del hockey. Valga señalar que no tengo nada en contra de las barbies, al contrario.
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