Tengo presentes las palabras de Hugo Gola al reflexionar sobre el futuro de la poesía durante la presentación del primer número de la revista El poeta y su trabajo hace casi diez años: “creemos que la poesía ha acompañado al hombre desde el principio de los tiempos y que seguirá haciéndolo hasta el final.” Esta actitud implica un compromiso y un grado de exigencia que nos permite explorar propuestas de un trabajo intenso de destilación de lo que Hugo llama una “gravitación interna.” La poesía estará presente pero habrá que luchar para conseguirla, al menos esta es la lectura que hago del título del libro Si resistimos (Madrid: RIALP, 2009) de Alfredo Félix-Díaz. En este, su segundo libro, hay una apuesta formal por tensar la métrica clásica al punto de fundirla con la expresión coloquial. Al mismo tiempo, existe una consciencia-testigo del advenimiento de la historia en tres momentos fundacionales, por lo que resistir se impone como una condición que restituye la épica de la humanidad –poundianamente- y nos devuelve la gracia para cortar cabezas de dragones. El fabbro Félix-Díaz nos entrega sus 566 versos enteramente confiado de lo que afirma el poeta peruano Marío Montalbetti: “el enigma final y más sorprendente es que casi siempre el poeta está del lado del poema y no del verso”
DECAPITAR DRAGONES
A Roy del Valle
Cortar cabezas de dragón implica,
al parecer, según creencias místicas
y, claro está, también entre modernos
psicólogos, matar puntuales vicios
o fallas de carácter que reprimen
el despertar, la sensatez, el bien
de los clientes: igual de los devotos.
¡Bah! Todo mierda y constricción: Yo voto
por físicos embates con dragones
verdes y hartos que mascan corazones;
raptan mozas con lisas cabelleras
perfumadas, que caen desde alturas
inmensurables; voto por dejar
de lado toda ruin duplicidad
de todo símbolo, empuñar la espada,
vivir, beber, mamar –sin coartada-
de las tetas salvajes de la loba,
que, años atrás, hizo de Roma: Roma
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